>El Confidencial. ¿Casta privilegiada? Los inspectores de Hacienda como los controladores aéreos

El personal más cualificado de Administración Tributaria se está convirtiendo en

Foto: Oficina de la Agencia Tributaria en Madrid. (EFE)colectivo privilegiado por razón de su escasez y retribución

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Fecha02.10.2015 – 05:00 H.

Carlos Sánchez ha publicado en El Confidencial varios artículos relacionados con la situación de la recaudación de impuestos, en general, y la inspección de Hacienda, en particular, en nuestro país que son de obligada lectura y que dan a entender que, de algún modo, los más cualificados de esta Administración se están convirtiendo, en parte por corporativismo, en parte por indolencia de sus superiores, en los nuevos controladores aéreos de España, colectivo privilegiado por razón de su escasez y retribución.

Las piezas a las que me estoy refiriendo son las El 27 de agosto, ‘La OCDE avergüenza a España por los escasos medios que destina a recaudar impuestos’, donde, con base en los datos del organismo internacional, se concluye que estamos a la cola de Europa en personal para luchar contra el fraude fiscal o gestionar tributos, seis funcionarios por cada 10.000 ciudadanos, la mitad que Portugal o un tercio que Francia. Un hecho sorprendente, no solo por el tamaño de la economía sumergida en nuestro territorio (entre el 20 y el 25 del PIB), sino porque es sabido que, al menos por lo que a la detección de irregularidades respecta, son recursos que pagan con creces su Por tanto, primera conclusión, plantilla infradotada en términos relativos en comparación con el resto de los estados más desarrollados del planeta, con un agravante adicional que recordaba Carlos en esa misma pieza: de un total de 2.400 inspectores, 670 están actualmente en auxilio judicial debido a la multiplicación de casos que requieren su conocimiento -especialmente por corrupción- en las distintas instancias de la Pero lo paradójico es que esa falta de medios va acompañada de un plan de incentivos de la Agencia Tributaria vinculado a la consecución de objetivos de recaudación individual por parte de aquellos cuyo dimensionamiento conjunto, como acabamos de ver, es insuficiente: ‘La Agencia Tributaria pagará hasta 550 euros la hora si los inspectores cumplen objetivos’, 22 de septiembre. Qué cosas. Más aún. Esta prima requiere, como condición necesaria pero no suficiente, el desarrollo de horas extra por parte de sus potenciales De esta segunda noticia sorprenden, a su vez, dos aspectos (por hacer la lista corta). En primer lugar que ese plus esté ligado a una ampliación de la jornada laboral, toda vez que, en su acepción tradicional, las mejoras de productividad -en este caso, de efectividad en la persecución del delito o la falta- debieran basarse en un horario de trabajo normal. Vincular tiempo (más) a resultado (mejor) no suele ser requisito de mejora de eficiencia. No solo eso. Lo que se reconoce implícitamente, en segundo término, es que hace falta más personal, al menos por la bolsa de días que se pretende premiar.

La analogía con los controladores aéreos no es exacta, seguro. Sus retribuciones eran muy superiores a las del colectivo inspector, por más que este fuera, durante años ya casi olvidados, el mejor pagado de la Administración. Pero tampoco impropia. Estamos hablando de un déficit de plantilla y de un premio derivado de tal escasez. Exactamente como ocurría cuando los vigilantes del espacio aéreo ocupaban una posición de fuerza que Pepiño Blanco truncó -arbitraria y excesivamente- de un plumazo.

Es evidente que el pecado original no es suyo sino de quien tiene que convocar las oposiciones y cubrir las plazas, que sigue imbuido en la mentalidad timorata de que todo el coste salarial de la función pública es igual, cuando, como hemos señalado antes, estos profesionales contribuyen a las arcas públicas de manera muy distinta a otros y su tarea es, además, fácilmente mensurable. Pero desde el momento en que los propios inspectores, en lugar de poner de manifiesto esa precariedad, dejan que una élite se beneficie de ello, y que les quiten lo ‘bailao’, pasan a ser cómplices -algunos más que otros- de tal negligencia.

Hora de tomar medidas antes de que un sistema que no se sostiene termine estallando. Aumentar la presión en la caldera echando más madera, no va a aumentar su capacidad.

< span style="color: #ff9900; font-size: 10pt;">Buen fin de semana a todos.

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